La lucha que lleva Luz Pérez es sin cuartel y sin fisuras. Por eso a mucha gente les cuesta trabajo entenderla. Es transgresora y valiente y su amor por los animales, especialmente los peludos, la ha llevado a perder algo más que la compostura en muchas ocasiones. Pero le pasa como a aquellas personas precursoras de una tarea que, cuando empezó, parecía sin sentido: tratar a los perros como seres vivos, como alguien más de la familia, al que se le presta los mismos cuidados. Algo que parece de sentido común sigue siendo una lucha diaria para Luz.
Dice que hasta los 20 años (tiene 32) no tuvo su primer perro. Y nos cuesta creerlo. Si ha sido así, ya sabemos a quién sale de cabezota, seguro que en su hogar paternal hubo pelea de titanes en contra y a favor de traer a otro miembro más a la familia. Desde entonces, cuida a Buffy, que hoy está mayor; Pruno fue el siguiente, y entre tanto, raro es que no tenga en acogida a algunos de los peludos que llegan al Amparo del Sur.
Un momento, me adelanté a la historia. Porque Luz comenzó su lucha para conseguir finales felices por medio de una galga abandonada. Tal como lo leen, se llevó meses alimentando al animal en la calle sin saber como ayudarla. Un buen día, su padre le dijo que en el camino de la piscina municipal de Arahal había gente grabando a un galgo blanco cojo. El camino se abrió ante ella y corrió en busca de más información, atención o ayuda. Allí encontró a componentes de SOS Galgos y a Olga Diana Pastor, presidenta de El Amparo del Sur, la primera asociación que ha peleado, a veces con uñas y dientes, por los perros en este pueblo. Estaban grabado el famoso documental: ‘Febrero, el miedo de los galgos’. Era finales de 2011.
Fue precisamente Bella, la galga protagonista del documental, el primer rescate que vivió Luz y algo la atrapó en ese momento: la extrema indefensión que sufren los galgos en España. Por eso, entre tantas historias vividas en estos últimos 7 años, y han sido muchas, se queda con el recuerdo de Gala, atropellada y muerta en un camino con las dos patas destrozadas. Su corazón se encoge con el recuerdo, porque cualquiera de los perros que ha salvado ha sido un combate contra todo, no sólo contra la sociedad, sino contra el miedo de los peligros sufridos a la hora de entrar en una autovía para sacar a un animal malherido, de noche, sin medios ni recursos. Cuida a estos animales hasta la extenuación, como si la vida le fuera en ellos. Por eso, a veces se encuentra con la incomprensión y la crítica que sufre sin abandonar ni un ápice sus convencimientos. Porque en este sinfín de historias, hay una parte con final feliz que, junto con sus compañeras, la lleva a colocar a sus ‘ángeles’ en hogares de todo el mundo, desde donde mandan fotos que son sus trofeos. Y hasta han salido en el programa El Hormiguero, de Antena 3, de la mano del actor Dani Rovira, con una historia de un podenco. Sol había perdido una pata a causa de un lazo. Ya está en buenas manos, se enamoraron de su historia y en la actualidad recide en un hogar los cuidado necesarios.
Luz Pérez ayuda a que la sociedad que la rodea entienda que los animales -no las mascotas- son seres vivos. A veces se exaspera porque la transformación de mentalidad es muy lenta. Mujer de leyes (estudió Derecho en la Hispalense de Sevilla y hoy es Asesora Jurídica en la Delegación Territorial de Educación), confía en que donde no llegue la conciencia de la humanidad, lo hagan las leyes. Pero cada final feliz del Amparo, que ella ha convertido en ‘Huellas’, es un soplo de oxígeno puro en el día a día de su amor por los peludos. Por eso, su nombre, Luz, es lo que define el compromiso de su alma humana.