Manuel J. Suárez no es un barbero al uso. Desde que abrió su negocio pelea a diario para convertirse en ‘el barbero’. Descubrió esta profesión leyendo un reportaje de la revista El País Semanal, cuando aún andaba perdido buscando con qué exactamente le gustaría ganarse la vida. Porque Manu, como se le conoce, no se conformó con elegir cualquiera de los trabajos que le salían al paso, buscaba más. Algo creativo, donde no dejara de aprender día a día. Poco a poco se ha formado y de un local de la calle Carmona, pasó a preparar un espacio de encuentro en la calle Genil. Un método de trabajo sin prisas, el tiempo lo controla en su agenda. No se trata sólo de cortar bien el pelo o hacer una barba dentro de los cánones de las últimas tendencias, sino de entablar una buena conversación, con planteamiento de actualidad o razones para el debate. Y si hace falta acompañarlo con una cerveza, de momento te la sirve. No sabe lo que es el sentido del ridículo, su alma carnavalera se lo impide. Empresario reivindicativo, herencia de unos años jóvenes en los que manifestar su pensamiento fue ley callejera.