María Bermúdez Ramírez ‘desembarcó’ en Venecia para encontrar un futuro inesperado, pero feliz
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La crisis tuvo muchas consecuencias pero una de las peores fue la pérdida de un valor indispensable para cualquier sociedad que se precie: la juventud. Sí, María Bermúdez Ramírez (33 años), arahalense y socióloga, forma parte de esos varios miles de jóvenes que cruzó fronteras buscándose un futuro. Lleva 5 años en Italia, en Venecia, donde llegó de ‘ragazza alla pari’ o, lo que es lo mismo, niñera. Se fue huyendo del paro, de la falta de oportunidades, cansada de repartir currículum por administraciones y entidades privadas. Después de estudiar en Granada, se había acostumbrado a estar fuera de casa pero nunca pensó que cambiaría de país.
Antes de irse las nuevas tecnologías le dieron la oportunidad de conocer a la familia con la que pasaría todo un verano, cuatro meses cuidando a 3 niñas de 2, 6 y 11 años de edad. Sin saber apenas italiano, sólo un poco de vocabulario del curso de la carrera que realizó en Florencia. ‘Fue duro, sobre todo con la pequeña, pero las primeras dos semanas, me ayudaban los padres’. Después tuvo que enfrentarse sola a la situación.
Una vez acaba el verano, el padre de la familia la incorpora al personal de su hotel ‘Ca’Zanardi’, pequeño con 5 habitaciones. ‘Al principio no me despegaba de él y poco a poco me fui soltando, hasta que ya si falta no se nota’. Ahora está feliz, es jefa de Recepción, habla bien italiano e inglés y se defiende en francés. Todo en 5 años. Utiliza la sociología para analizar a aquellas personas que pasan por el hotel, de muchos y variados países. Y a confirmar aquella frase de ‘el mundo es un pañuelo’. Un día, una clienta de Argentina le explicó que sus antepasados eran de un pueblo de Granada, Benamaurel, y buscando conexiones supo que pertenecía a la familia de una amiga suya de esta ciudad.
María Bermúdez viene a Arahal cuando puede, ‘lo peor es tener la familia lejos’. Pero cuánto más tiempo pasa, más trabajo le cuesta pensar en volver para quedarse. ‘Cada vez lo veo más lejos, porque ya tengo mi vida allí y estoy muy contenta’. La familia que la acogió se ha convertido en su familia, ‘hasta estuvieron conmigo en el hospital una vez que me ingresaron por un cólico nefrítico’.
Y no nos extraña, porque María es nieta de Enrique Ramírez, el Chavalote. Ese ser grande de tamaño y de espíritu, la bonhomía personificada. Tiene los rasgos de su madre y el tamaño de esta familia muy conocida de Arahal. Sin duda están muy orgullosos de ella porque ha sabido buscarse la vida, renunciando a la comodidad y seguridad de su propia familia, a ejercer una carrera que cursó con ilusión pero sin dejar de abrir la mente para aprender que el mundo es su hogar y que la felicidad no depende de quienes están alrededor, sino de una misma.