Rafael López y el honor de liderar al vóley de Arahal hasta la máxima división
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Maestro de profesión durante 38 años y entrenador de voleibol por devoción casi el mismo tiempo.

Sin dudas, la educación y el deporte son los dos ámbitos en los que se ha movido la vida de Rafael López Antequera. Oír o leer su nombre significar pensar rápidamente en voleibol y, en voleibol del bueno. Casado con Isabel Carrasco desde hace 32 años y padre de dos hijos, Rafael e Isabel, el mayor del matrimonio formado por Rafael “El perrucio” y María Teresa de “Los Grillos” disfruta ahora de una merecida jubilación tras pasar por casi todos los centros de enseñanza de la localidad: El Ruedo, La Fuente Sánchez Alonso, Rodríguez Aniceto, IES Europa e IES Al Ándalus.

Fue precisamente en el primero donde comenzaría su relación de amor con el voleibol. De la mano de Don Luciano, se puso al mando, allá por los 80, de un grupo de chavales que poco a poco irían logrando los mayores éxitos del deporte local. Las categorías inferiores y femeninas fueron sus excelsas experiencias pioneras. Con los escalafones inferiores fue consiguiendo continuados logros en forma de campeonatos autonómicos y nacionales que hicieron a Arahal dominar este deporte durante varios lustros. Tras ellos, llegó la hora de coger las riendas del primer equipo.

Como inquilino del banquillo sénior, se mantuvo más de 25 años. Un cuarto de siglo al frente de un conjunto que tocó la gloria, paseando el nombre de Arahal por toda España en la máxima categoría del voleibol español.

Rafael estuvo cuatro temporadas en la División de Honor y otras muchas en FEB liderando a un grupo de jugadores que formaban una familia y que se medía de tú a tú con los mejores equipos del país.

Y todo gracias a una unión, un compromiso y un nivel competitivo férreo que imponía desde el banquillo. Quienes han estado a sus órdenes lo recuerdan como un entrenador “que sabía sacar lo mejor de cada uno”.

Además, era un técnico apasionado y exigente. Algo que el propio Rafael afirma. Eso de emplear horas y horas para después no dar lo mejor de sí era algo que no iba con él.

Tras abandonar los banquillos hace unos años para dejar sitio a savia nueva, continúa su pasión desde un lugar algo más tranquilo: la presidencia. Es cierto que la dedicación ya no es la misma, pero desligarse de El Ruedo y del club de su vida no entra en sus planes. Sigue los partidos desde la grada y no pierde de vista lo que hacen aquellos que en su día tuvo a su lado, como Israel Rodríguez.

No puede ni quiere olvidar lo mucho que este deporte significó para él, al igual que la educación. Experimentado docente y de carácter recto y cumplidor, ha transmitido sus conocimientos a centenares de escolares que han pasado por sus aulas para recibir cátedra. Primero en la antigua EGB, en la que impartía Ciencias (Naturales, Biología o Matemáticas) y Educación Física y después en la nueva ESO, donde se adaptó a los tiempos y se centró con el cambio de la ley educativa en la única ciencia exacta.

Una nueva generación de bisoños jóvenes, muchos incluso hijos ya de aquellos con los que empezó su trayectoria profesional, serían los que desde sus nuevos pupitres pondían ahora sus miradas en esas pizarras llenas de ecuaciones y cálculos de todo tipo.

En la actualidad, alejado ya de las clases y de los banquillos de las pistas, pasa el tiempo disfrutando de los suyos, mimando la tierra y los olivos de la familia y cuidando de sus progenitores.

Así es la nueva vida de Rafael López Antequera, un hombre que ha dejado su nombre inscrito con letras de oro en la historia del deporte de Arahal.

 

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