Rosario Serralbo, la mujer que cuenta sus pasos en kilómetros
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Gemelos compactos, bíceps marcados, vientre abdominal y cuerpo atlético. Características físicas que definen a una mujer deportista, que no entiende su vida sin esta materia y, en concreto, sin el atletismo.

Este para Rosario Serralbo Chamizo no puede faltar en su día a día. Trabajadora municipal en el área de servicio de ayuda a domicilio del Ayuntamiento, lleva 4 años al frente de la tesorería del Club Ohmio Arahal y una década dando zancadas por los caminos y calles en las diversas pruebas de la localidad y comarca. Semanalmente y en temporadas de tiradas largas, realiza unos 60 kilómetros de entrenamiento, más las horas que pasa entre máquinas de fitness y mancuernas.

Es la tercera de seis hermanos y una de las pocas mujeres que hoy en día practican con tanta asiduidad, al menos en el club, lo que hoy en día y en plena época del marketing y las tecnología muchos llaman ‘running’.

Pero Rosario ya comenzaría a recorrer kilómetros y kilómetros mucho antes de que la era de las redes sociales llegara a nuestras vidas. Desde los 16 años es una habitual en los gimnasios, una afición que empezó a compaginar con la escalada y las primeras carreras acompañadas de sus amigas.

Poco a poco, quedaría atrapada por ese «gusanillo» del atletismo que le ha llevado a convertirse actualmente, a sus 43 años, en una referecia femenina de este deporte en la localidad. Y aunque ha sufrido como todo atleta en más de una carrera, extraña es la vez que no sube a un podio de categoría veterana al finalizar una carrera, ya sea popular o media maratón. Por eso, en su casa predominan los trofeos, placas y medallas por encima de cualquier cosa, hasta tal punto que ya ha tenido que regalar algunos, sobre todo a su madre Rosario «La Chamiza», por falta de espacio.

A veces, en un mundo frecuentado sobre todo por hombres, se siente como un oasis en un desierto. Pero eso no resta un ápice a sus ganas de seguir trabajando y disfrutando en el atletismo local. Anima, lucha y pelea para que la mujer ocupe su espacio en este deporte y en la entidad en la que se encuentra inmersa cada día.

De ahí esa disposición siempre a ayudar a cualquiera a adentrarse en este apasionante mundo. A menudo, esta incansable atleta, independiente y aficionada a viajar, aconseja y tiende la mano a aquellos que aún muestran demasiado respeto y muchos temores a eso de abrocharse las zapatillas y salir a «dar la vueltecita».

Y es que su carácter servicial, cercano y familiar marcan la personalidad de una corredora cuya meta nunca es rendirse.Y mucho menos si en su estilizado cuerpo porta el escudo y  la elástica de su querido Ohmio, un club al que representa cada semana con orgullo por todas las localidades donde tiene la suerte de hacer lo que más le gusta: disfrutar con compañeros, hermanos y amigos del atletismo popular.

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